CONCURSO LITERARIO INTERCASAS 2014

CONCURSO LITERARIO INTERCASAS 2014

 

Por segundo año consecutivo los logros de las Casas se han distribuido prolijamente en las distintas categorías. Hudson resultó ganadora en la Categoría A (6° y 7° grados de Primaria y Junior Captains); Canning, en la Categoría B (1° y 2° años Secundaria) y Cunninghame – Graham en la Categoría C (3°, 4° año y los Capitanes de las Casas, de los 5° años). Por lo tanto, se sumaron los puntajes obtenidos en cada categoría y Cunninghame – Graham resultó la Casa ganadora con 230 puntos seguida por Hudson, con 182 puntos y Canning, con 170 puntos.

A continuación compartimos los cuentos ganadores en cada Categoría para que todos disfruten de su lectura.

¡Felicitaciones a los equipos de escritores!

Equipo Canning

Categoría A: Victoria Arrendondo, Mercedes Riegé , Luciano Fiori y Sol Pellejero

Categoría B: Marina Basterreche, Candela Lancellotti , Diez Calvo Agustina y Mendiguren Agostina.
Categoría C: Matías Petrali, Caggiano Cindi, Chalón Solana y Cirione Julia.
Equipo Cunninghame-Graham

Categoría A: Lara Scarafoni y Emilia Miles. Guadalupe Soler y Agustina Casiello.

Categoría B: Thomas McClymont, Mateo Slullitel., Duncan McClymont y Ulises Seineldin.

Categoría C: Gaspar Serra, Luz Mancini, Álvaro García y Josefina Soler.

Equipo Hudson

Categoría A:Eugenia Travacio , Julia Scarpello, Inés Roncoroni y Lola Juleriaque

Categoría B: Gonzalo Travacio , Lucía Colantonio,  Mateo Tettamanti y Marcos Maffei

Categoría C: Geraldine Giordano; Nazarena Bisconti, Camila Sánchez y Danisa Lione

 

Los cuentos ganadores

Los equipos participantes debían escribir cuentos fantásticos a partir de los fragmentos de los textos de Cortázar obtenidos en el juego de rayuela y, además, debían incluir un personaje de la literatura de Cortázar (Categoría A); incluir la temática del “doble” (Categoría B) y jugar con las convenciones del tiempo y/o del espacio (Categoría C).

Nota: (Se indica en itálica los fragmentos de los cuentos de Cortázar)

Categoría A: Las crónicas de Cortázar

En el año 1983, me encontraba solo en un bar de París, tomando un café. Las calles estaban vacías y no estaba muy cerca de mi casa.

Mi estado de salud no era de lo mejor. Así que decidí volver a mi hogar. Saludé al mozo, pagué y partí. Caminé apenas unos pasos y una tormenta se aproximaba. Mi salud se iba debilitando, por poco podía mantenerme parado. Sentí un gran malestar estomacal y comencé a caminar con lentitud. Ingresé a mi casa devastado y me tendí en el sofá suspirando de dolor. Miré hacia el balcón, sentía que algo me llamaba, necesitaba estar allí. Me decidí por ir, al llegar me dije a mí mismo: – Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón los goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas unos detrás de otros que hastío. Ya sentía la presencia de seres extraños.

Con cada hora que pasaba mis molestias aumentaban. Muy asustado acudí a mi lugar de descanso. Sentí un movimiento aparente en mi habitación, sin prestarle demasiada atención, me acosté en mi cama. Apagué las luces y cerré los ojos. Los ruidos y los movimientos se hacían más intensos, transpiraba mucho y mi miedo crecía cada vez más. De repente veo una pequeña luz verde, su forma era similar a la de los cronopios. Cuando supe que eran ellos, me alivié, ya que son inofensivos y sensibles. Aunque seguridad no fue lo que me brindaron. … Sentí un estruendo, alguien, además de los cronopios, habían entrado.

La primera cosa que hace el casoar es mirarlo a uno con altanería desconfiada. Se limita a mirar sin moverse, a mirar de una manera tan dura y continua que es casi como si nos estuviera inventando, como si gracias a un terrible esfuerzo nos sacara de la nada que es el mundo de los casoares y nos pusiera delante de él, en el acto inexplicable de estarlo contemplando. ¿Seré un invento? Comencé a dudar completamente sobre mi existencia. Su fuerza es sobrenatural y mis pobres criaturitas gomosas y verdes no pudieron resistirse. Tras la orden del casoar los cronopios comenzaron a atarme y adherirse a mí. Sentí que estaban dentro de la piel, en mi sangre. Tenía una  sensación horrible, tanto en mi cuerpo como en mi corazón. Mis amigos me habían decepcionado, pero no los culpo. Aunque lentamente todo se aclaraba, pues claro que sí, habían llegado los famas. Con una tranquilidad enorme lograron poner todo en orden, alejando a los pobres monstruitos de mí. A pesar de que mi dolor seguía, poco a poco me iba calmando. Entendí ahora que era mi tiempo de morir. Mi vida terminaba hoy. Mi tiempo había llegado, debía ir al cielo o al infierno. No quería morir pero no le temía a la muerte, les expliqué a los famas y a los cronopios. Los casoar seguían mirándome. Sé que debo morir, pero espero que haya alguna solución. En este momento los famas y cronopios se juntaron a discutir ideas. No sé de qué estaban hablando, pues yo no hablaba su idioma. Al final de esa larga discusión decidieron ayudarme. Me explicaron que me quedaba poco tiempo por delante, dos cortas horas. Era el período que me quedaba como humano, la única solución era convertirme en un animal grande, fuerte, peludo y con garras, un oso. La deducción de los bichitos era muy rara, pero yo confiaba ampliamente en ellos, no me iban a traicionar otra vez. En estas dos horas, podía hacer, como ir al teatro, a una ópera o a un restorán bueno; igualmente siendo cosas muy simples, siempre fueron mis grandes deseos.

Ir al teatro era una buena idea para gastar mis quince minutos de mi corto plazo. Aunque me quedaba una gran duda circulando por mi mente … ¿Cuánto tiempo estaré como oso? Los famas no me lo responderán cuando sea el momento. El problema era que el tiempo se me estaba yendo. Busqué mi chaqueta y mi campera y salí a la calle para ir al teatro, no hacía falta saber qué hora era, ya que los cronopios me advertían a todo momento: “Aprovechá bien tus últimas dos horas, ya que es el tiempo que te queda”. Ya estaba por la entrada del teatro Garnier. La función empieza ahora. Entré y la obra me hizo acordar a los cronopios, los veía en todas partes, ¿o estaban ahí de verdad? Estaban jugando con mi mente. Dentro de poco diré: “Soy el oso de los caños de la casa, subo por los caños en las horas de silencio, los tubos de agua caliente, de la calefacción, del aire fresco, según la circunstancia cambio de tamaño, voy por los tubos de departamento en departamento, y soy el oso que va por los caños”. Finalizó el teatro, al igual que mi tiempo. Ahora soy un oso …

CATEGORÍA B: Mi reflejo

Otra discusión se había desatado en mi casa. Con solo dieciséis años de edad pretendían de mí mucho más de lo que yo podía hacer. Para mis padres había sido un día fatal ya que habían saqueado el negocio en el cual ellos trabajaban. Para mí había sido un día como cualquier otro, cuidar a mi hermano menor ya se había convertido en una rutina que me impedía hacer lo que una típica adolescente desea. Después del almuerzo yo hubiera querido quedarme en mi cuarto leyendo, pero papá y mamá vinieron casi enseguida a decirme que esta tarde tenía que llevarlo de paseo. Como no quería atrasarme con mi lectura decidí llevar conmigo al parque mi libro favorito.

Leer era la única salida a mis problemas, me llevaba a un mundo extraño. Al leer el libro sentía hasta casi celos de la actitud de la protagonista de la historia, Bianca. Ella llevaba una vida complicada, cargaba con problemas y muchas responsabilidades pero aun así no sentía la obligación de asumirlos o por lo menos eso me parecía. Su vida me recordaba un tanto a la mía y había momentos en los que me gustaría enfrentar las situaciones difíciles de la misma manera que ella. En ese momento, sonó mi teléfono. Era mi mamá, con su tono enojado de siempre, diciéndome que vuelva a casa.

En el camino de vuelta, creyendo que podía ocupar un tiempo para mí, me dirigí a mi tienda favorita con el pretexto de que le compraría golosinas a mi hermano. Al detenerme frente de una vidriera, me vi reflejada en lo que parecía ser el cuerpo de Bianca. Rápidamente volteé la cabeza para ver si había alguien detrás de mí; la calle estaba solitaria. Al volver la vista me vi a mí misma y supuse que había sido proyecto de mi imaginación. Este hecho me resultó tan extraño que llegó a producirme escalofríos. Regresé a mi casa, ignorando los llorisqueos de mi hermano debido a que no había cumplido mi promesa acerca de los caramelos.

Ya en casa, a la noche mamá se extrañó de verme tan callada y dijo qué milagro, si me habían comido la lengua los ratones, después miró a tía Ruth y las dos pensaron seguro que habíamos hecho alguna gorda y que nos remordía la conciencia. Pero en realidad no podía sacar el hecho de Bianca de mi cabeza.

Esa noche soñé con ella, la sentía dentro mío, como si fuera parte de mí. En el sueño, me impulsaba a tomar mis propias decisiones y a vivir mi vida. Por primera vez en mucho tiempo, empecé a ver las cosas de otra manera.

Al sonar el despertador a la semana siguiente, bajé a desayunar y descubrí que era mi día de suerte ya que mi tía Ruth se había ofrecido a cuidar a mi hermano en mi lugar.

Cuando estaba a media cuadra del colegio, escuché sonar el timbre y corrí al saló para llegar a tiempo. Recordé que tenía clases de matemática con el profesor Torres. Sus clases eran tan aburridas que a veces algunos de mis compañeros solían quedarse dormidos. Mientras la clase resolvía los ejercicios, comencé a escuchar un murmullo suave que nadie más notaba. Se convirtió en una voz familiar, conocía esas palabras era Bianca. Su voz, siempre presente en mi cabeza, me repetía las mismas frases que se encontraban en mi libro “Sé feliz, arriésgate y no pierdas oportunidades”. Una palmada en mi banco del profesor Torres me hizo volver a mí.

Al salir del colegio decidí irme de compras con mis amigas sin permiso de mis padres. Sentía como si otro yo dominase mi vida. Me pedía que me divierta, que me olvide de mis problemas y que disfrute. De alguna manera estaba siendo Bianca.

Por mucho tiempo, me sentí diferente, feliz y sin tantas preocupaciones, llevaba adelante una vida mucho más sencilla y mi relación con mi familia había mejorado. Cada día, avanzaba con la lectura de mi libro y sentía que los lazos con Bianca eran cada vez más fuertes.

Pero esta mejoría solo duró por un tiempo. Al llegar a los últimos capítulos del libro los encuentros con Bianca eran cada vez menos frecuentes. Comencé a notar su ausencia como si hubiera un vacío en mí. Los problemas volvieron y todo mi mundo volvió a derrumbarse de repente.

Me restan tan solo un par de páginas para terminar el libro. Una noche, al finalizar mi tarea, me propuse terminar mi novela. Habían pasado semanas desde la última vez que había sido Bianca y esto me hacía sentir muy sola. En el último capítulo me encontré con unas palabras que me dejaron helada:

  “Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle,

en el murmullo que brota de noche

de los postes de alumbrado,

ni en el gesto de elegir el menú,

ni en la sonrisa que alivia

los completos de los subtes,

ni en los libros prestados

ni el hasta mañana”

En ese momento descubrí que ya no volvería y por lo tanto me propuse a mí misma seguir por mi cuenta con lo que ella me había enseñado. Apagué la luz e intenté dormir. Ella fue por mucho tiempo mi guía, mi mejor amiga, mi doble.

CATEGORÍA C: Delirios del tiempo

Comencé a encontrar la idea de reunirme con Irene junto a la casa abandonada algo atractiva. El añejo hedor que emanaba de la mansión era compensado con la fragancia característica de mi hermana. Nunca nos atreveríamos a entrar a una tan temible residencia. Pero por una semana Irene no se presentó en el punto de encuentro y me aventuré a investigar por mi cuenta.

Frente a mis húmedas pupilas, la imponente mansión. Dubitativo, me adentré en la estructura, lastimada por el tiempo. Sus paredes frías y la humedad que reinaba en el aire me hacían difícil respirar. No era una casa como cualquier otra, había una magia que nunca había sentido en mi vida. Sin embargo, todo me resultaba familiar. Uno de los objetos, que me llamaba la atención era una especie de putrefacto cadáver. Al principio, a mí no me pareció tan raro que una mosca volara patas arriba si le daba la gana, porque aunque jamás había visto semejante comportamiento, la ciencia enseña que eso no es una razón para rechazar los datos de los sentidos frente a cualquier novedad. En ese lugar todo tenía sentido para mí. Desde el excitado e hiperactivo par de perezosos colgados de las telarañas hasta la incesante canción de Blues a lo lejos. Tales fenómenos me incentivaron a seguir investigando.

A los pocos minutos, perdí la concepción de lugar y espacio. Los pasillos de la casa parecían no tener fin y se perdían en la oscuridad. Caminaba en una dirección y me encontraba en un lugar en el que nunca había estado antes. Aunque volviera hacia atrás, todo era un nuevo mundo para mí, nada se repetía, todo cambiaba. La infinita cantidad de puertas me mareaba, no había vuelta atrás ni salidas; solo desconocidas y erosionadas puertas que me llevaban en forma sucesiva a irreconocibles universos. Ya había perdido la noción del tiempo, no sabía si era de día o de noche. La casa absorbía el sentido común, le sacaba la coherencia a las cosas a medida que pasaba el tiempo.

Gracias a una ventana, reconocí que el sol ya se había despertado. La vista del laberinto, de mañana. Sol ya alto y duro, contra la curva pared como de tiza. La cálida luz que irrumpía por la ventana me permitió ver todo con más claridad. Después de tanto

Challenge of managment: superado!!

​Brillante participación del San Bartolomé en los desafíos del Challenge of managment: fuerte compromiso, despliegue de creatividad y excelente disposición para el intercambio y la confraternización.

Algunos equipos ganaron en las distintas instancias de la Competencia y todos fueron felicitados por los organizadores por sus habilidades lingüísticas en su segunda lengua.

El desafío del bric a brac: productos desarrollados por los equipos para satisfacer la demanda de la tienda "Productos Latinoamericanos". El producto más destacado, envase de dulce de leche para el mercado británico: "Moo for England".​

¡Adiós Shrewsbury! Hasta UK 2015!